Thalía’s World Is Full of Love For New Artists, Passion Projects, Justin Bieber & BLACKPINK
La belleza también evoluciona. De la moderna niña de rock (en el Festival “Juguemos a Cantar” de 1984), la adolescente de moda con Timbiriche, la atrevida cantante que hablaba de “Saliva”, “Sudor” y “Sangre”, a la artista que sigue rompiendo récords de ventas con su nuevo disco: Habítame Siempre, en el que incluye sendas colaboraciones con Robbie Williams, Michael Bublé y Prince Royce, entre otros. Platicamos con la cantante sobre la aventura de madurar, lanzar un nuevo álbum y dejar los egos de lado, todo durante un viaje en un tren que, de repente, puede regresar atrás y hacerle guiños a la nostalgia.
¿Qué se siente alejarse un tiempo, volver y que los fans estén ahí comprando tus discos?
Un agradecimiento muy grande por la reacción del público; hemos roto récords de ventas desde su estreno. Tenía un poco de miedo, nunca sabes si las canciones que escogiste van a llegarle al corazón a las personas, pero el disco tiene esa sensibilidad especial.
¿Por qué aguas emocionales navegas últimamente?
En este disco anduve por diferentes océanos y mares, navegué entre tormentas, pero luego me instalé en una especie de laguna de tranquilidad y libertad. Es un disco muy liberador, la gente que lo escuche puede sentir esa vibra y emociones.
Veo que hay muchas colaboraciones, como la de Robbie Williams, a quien lograste llevar a tu territorio musical…
La única colaboración que tenía contemplada fue la de Michael Bublé, porque cuando yo estuve en uno de sus discos hace un par de años le dije: “Cuando yo saque el mío tú también entras”. Los demás se fueron dando, cuando estaba escuchando ese clásico que es “Muñequita linda” en la versión de Nat King Cole, que fue como mi canción de cuna, decidí hacer una versión muy de mambo y pensé que Robbie Williams era la persona ideal, que entendería la ironía de cantar un mambo a estas alturas del partido; y lo hace en un español impecable..
Lo sacaste de su zona de confort…
Es el chiste, arriesgarte, salirte de lo convencional, fuera de lo que está pegando en la radio. Este disco me dio la libertad de retomar lo que hice con Primera Fila, trabajar con esos músicos que han dejado el sudor y el alma en bares y conciertos, callejeros; ponerle la magia del elemento antiguo para mí era importante.
¿Qué otros elementos son importantes en tu disco ideal?
Por ejemplo, poner solos de los instrumentos para que la gente los disfrutara y hubiera un sentimiento de conexión íntima. El trabajar con productores adecuados. Con Walter Afanasief salieron cosas ostentosas, clásicas. Armando Ávila hizo algo mágico en el dueto con Erik Rubín, porque creció con la generación Timbiriche y entendió esa complicidad que emana entre ambos, fue como volver a tener 15 años y seguir brincoteando en el escenario. La colaboración con Leonel García, Samo (Camila) y Jesús Navarro (Reik) en “Los años que quedan” fue increíble; ellos, siendo quienes son, dejaron su ego en pos de la música.
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¿Te costó seleccionar los temas, lo que querías decir?
Al principio todos los compositores me traían cosas bien diferentes a lo que quería transmitir, se dejaron influenciar por la reciente pérdida de mi madre y mandaban cosas terriblemente depresivas. Afortunadamente personas como Mario Domm me mandaron cosas súper alegres, en un rollo de amor que levanta el ánimo.
¿Lo que escuchabas en tu niñez tuvo que ver a la hora de escoger versiones de antaño?
Claro, la versión de Mocedades (“Tómame o déjame”), por ejemplo, me recuerda los elepés que mis hermanas escuchaban, mi vida, mi infancia. Traté de buscar canciones mágicas para este disco.
¿Qué has escuchado últimamente que te sorprenda?
Me gusta lo que me hace vibrar, lo que me regresa al mundo. Me gustan cosas “jazzeronas” y todo lo retro tipo Sinatra o Billie Holiday. Creo que he abierto un nuevo nicho que me permite encontrar contenidos, sustancia en las canciones. Desde mi disco anterior abrí esa puerta y el público que me tenía en un concepto plástico o telenovelero me empezó a ver con otros ojos: sin pestaña postiza, menos pantallas, más auténtica, más humana…
¿Quieres decir que antes de este disco estabas de algún modo atrapada en algo que no era tuyo?
Pues yo era así en ese momento, pero hay que evolucionar, mi concepto de vida es otro. Uno va dejando patrones de conducta antiguos, de sociedad, de religión, de tus padres…Te vas liberando y ahora soy esa persona que la gente escucha en mi disco, se llama consciencia y es el esfuerzo por crear algo que pueda acompañar a otro ser humano en sus momentos de dolor y alegría. Ahora no todo es ego, ahora hay un compromiso.