“El trabajo de hacer telenovelas es extremadamente agotador. Es una esclavitud. Yo tengo ese ying y yang. Por un lado, están las canciones corta venas, pero también está el reventón”, señala la cantante mexicana.
Ha pasado todo la mañana respondiendo preguntas de los periodistas. Pero la cantante mexicana Thalía no pierde un ápice del candor que solía transmitir hace década en las telenovelas que la hicieron famosa en el orbe. Esta vez prefiere hablar de música. Y se entiende: acaba de editar un nuevo disco, Habítame Siempre, que, dice, desea venir a presentar y cantar el próximo año en Venezuela. Tal vez ha repetido una y otra vez las mismas palabras, pero suenan como si fuera la primera vez.
El título del disco, Habítame Siempre, tiene una carga emocional fuerte, ¿no?
Es el título de la canción que me dio Mario Domm, pero todo el disco tiene esa carga emocional de nostalgia, de querer rescatar, guardar y atesorar dentro de ti esos momentos de la infancia, de la adolescencia, en los que te enamoras por primera vez… Aromas, imágenes, personas que quieres que no se evaporen con el paso del tiempo y que habiten siempre en ti. Este disco es eso. El reflejo de millones de sentimientos que, al escucharlos como canciones, salen dentro de ti. Es un disco de liberación que te aligera el alma y el corazón, y que te hace sentir que hay momentos que siempre estarán ahí y que a veces hay que dejar ir.
También posee una carga erótica. Pudiera ser leído como “entrar en el otro”.
Es un disco intenso y por eso el título también tenía que ser así. Pero, sí, tiene una connotación múltiple y depende del cristal con que se mire.
En Habítame Siempre eligió unos duetazos…
Fíjate que no tenía planeado tener duetos. El único con el que contaba era el de Michael Bublé, pues él me invitó a cantar en su disco de Navidad y, al hacerlo, yo le dije: “Prométeme que cuando salga el mío tú vas cantar una canción”. Los demás fueron de destino; es decir, fueron surgiendo, como el de Robbie Williams, el de Prince Royce, y el de ese trío mágico que se logró entre Leonel (García, ex integrante del dúo Sin Banderas), Jesús (Navarro, de la agrupación Reik) y Samo (de la banda Camila).
La tecnología permite hoy hacer duetos sin necesidad de estar al lado del cantante. ¿Hizo alguno en vivo?
Sí, el trío con Leo, Jesús y Samo se grabó en un concierto en vivo en Nueva York, y ese momento, en el que estábamos metidos en la canción, con ganas de que las nuevas generaciones descubrieran este máster de Gloria Estefan, fue erizante.
Cuando habla de música, se siente pasión en sus palabras. ¿Qué importancia tiene esta en su vida?
La música es el mejor aliado que tiene el ser humano para liberarse, para sacar sentimientos recluidos que ni siquiera sabe que están ahí adentro; la música es eso. Y mi compromiso con ella es pasar un mensaje a quien escuche las canciones: “Estoy aquí y te acompaño”; “Te doy la mano con esta canción, déjame ser parte de ti”. En el momento más oscuro, cuando te estés casando, cuando estés celebrando los quince años de tu hija, “déjame entrar”. Esa es la conciencia que tengo de la música: medicina para el ser humano.
¿Canta cuando se baña?
No sé si cuando me baño, pero canto en la casa y siempre que estoy con los niños. Pero me sale más como un rollo operístico, más como de Aída, como un “uuuuuuuuuu”. ¡Eso les encanta a mis hijos!
Grabó ‘Tómame o déjame’. ¿Por qué eligió un tema de Mocedades?
Es que el disco tiene muchas caras. Tiene las canciones inéditas, vírgenes, pero de pronto también quise ahondar en el mar de mis recuerdos y en esos sentimientos que están dentro. Algunas canciones de mi infancia y de mi hogar vinieron entonces a mi memoria. Mocedades se tocaba en la cónsola de la casa, con el longplay, y a todo volumen. Y hacer esa canción a mi estilo es valorizar mis momentos de vida, pero también compartir el tema con las nuevas generaciones.
Dice que las canciones acompañan en los malos momentos. Pero también en los buenos. De hecho, algunos de sus temas se han convertido en himnos de discoteca. Y hasta himnos gay.
Yo tengo esa dualidad, ese ying y yang. Por un lado, están las baladas corta venas, pero también está el reventón. Hay canciones en este disco comoRegalito de Dios, Ojalá y Atmósfera, que reflejan ese lado que a mis fans les encanta.
¿Qué ha pasado con la televisión?
Mi última novela fue Rosalinda, hace ya 14 ó 15 años, ¿no? Los productores con los que he trabajado son consistentes en mandarme el primer guión de sus producciones. Siempre quieren conquistarme para que regrese. Pero el trabajo de hacer telenovelas es extremadamente agotador. Es una esclavitud. Yo puedo seguir haciendo lo que hago, que canto, soy empresaria y tengo mis líneas de productos, pero si tienen una fórmula concreta, precisa y corta. Let’s do it!. Pero me encanta que sigan transmitiendo la trilogía de María la del barrio, Marimar… y que sigan halando rating.
Cuando le dicen que usted ya es una leyenda, ¿le suena a viejo o a orgullo?
A honor, a caricia por años de trabajo. Es una joya.