Cuando tenía catorce años, su madre la sentó en la sala para hacerle un planteo. ‘De esta conversación depende que seas una gran estrella porque no vas a ser una del montón o que estudies una carrera.’ En la enorme casa del Distrito Federal mexicano, Thalía Ariadna Sodi Miranda, la menor de cinco hermanas, eligió. Antes de que pasara una década ‘ahora cuenta 23’ cumplió con el mandato. Thalía es heroína de telenovelas. Su cara vira de inocente a provocadora según requiera la ocasión. Desde una cintura mínima, mueve su cuerpo para arriba y para abajo con ritmo caribeño. Como consta en los títulos, Marimar es Thalía. La tira, que va de 16 a 17 por Telefé, arrancó sin ninguna promoción pero se ubica a la cabeza de los rátings del género. El viernes pasado, por ejemplo, midió 15 puntos para Mercados y Tendencias y 14 para IBOPE. Más que cualquier otra telenovela de la tarde.
Tirada en la cama de la suite de su hotel, ‘para descansar de tanto ajetreo’, Thalía no se parece en nada a la adolescente desgreñada de la primera parte de ‘Marimar’. Lleva suelto el pelo castaño y muy delineados los ojos y la boca. Parece mayor. Y aunque apenas tiene un aire de esa rebelde de jeans agujereados que desafía desde la tapa de su cuarto disco, por él ‘y no por el éxito de la telenovela’ es que está de visita en la Argentina.
En éxtasis vendió medio millón de copias en todo el mundo y aquí volvió a funcionar la ecuación ya probada por Verónica Castro, Margarita Rosa de Francisco, Carlos Mata y Eduardo Palomo. La estrella de telenovela canta el tema central y un producto sirve como disparador del otro. ‘Marimar’, grabada en 1994, tenía una canción original del mismo nombre, pero en la Argentina el leit motiv se cambió por Piel morena. Gracias a ese hit, En éxtasis se acerca al disco de oro.
Desde un sillón, Yolanda Miranda, la madre que es también manager y asistente personal, controla. Experiencia no le falta. Laura, la mayor de sus hijas, es actriz consagrada en México. Así fue como, desde los 9 años y de la mano de su hermana, Thalía participó en concursos y programas infantiles organizados por Televisa. ‘Ella me llevaba a las obras, a los cástings, y me decía “Habla, muévete!” Pero al principio yo me quedaba dura, porque mucho no me gustaba. Eso sí, me sabía de memoria todas las letras.’
‘Yo quería ser Nadia Comaneci. Me encantaban la gimnasia olímpica, la barra, los deportes. Me imaginaba a la gente aplaudiéndome, gritando mi nombre mientras los jueces levantaban sus carteles con 10, 10, 10.’
La vida, sin embargo, armó un rompecabezas diferente. Thalía entrega las piezas de a una y en forma desordenada, el boom de Los Parchís hizo crecer su entusiasmo por la música y entró en Timbiriche, una banda juvenil mexicana. Siempre en su país, participó en una versión de Grease ‘primero en el coro y luego en el papel protagónico’ y fue parte del elenco de la novela ‘Quinceañera’.
El gran protagónico llegó con ‘María Mercedes’, que junto con ‘Marimar’ y ‘María la del Barrio’ (que acaba de terminar de grabar) integra lo que Thalía llama ‘la trilogía de las tres Marías’. Las historias, aunque nada tienen que ver entre sí, comparten el éxito rotundo que hace que la comparen con Verónica Castro. ¿Rivalidad? Ninguna. Ella asegura que ‘la chaparrita’ es la actriz que más admira.
Invariablemente, los personajes que encarna son chicas inocentes, muy jovencitas, que empiezan siendo muy pobres y poco educadas. Thalía no reniega del lugar común. ‘Creo que el éxito de las telenovelas está en poder darle una esperanza a la gente que no tiene nada. A los hombres que no tienen trabajo, a las mujeres que se sienten feas, que se sienten abandonadas. Es como decirle a esas personas… si Marimar puede superarse y estudiar, y de la noche a la mañana ya maneja la computación, tu también puedes hacerlo.’ Basta mirarla para darse cuenta de que es el vivo ejemplo de lo que pregona. Estudió inglés, baile, canto, música y actuación en Los Ángeles. Sus telenovelas se ven en toda Sudamérica, la colonia latina de Estados Unidos, Indonesia, Filipinas, Egipto y China.
‘Alfredo, por seguir a mi lado en mi camino y por habitar mi roto corazón. Te amo como nunca y te buscaré en el gran día.’ Podría ser parte de un libreto, pero es la dedicatoria que se lee en la contratapa de En éxtasis. Con apenas 19 se enamoró de un productor que le llevaba veinte años. ‘Quería que dejara la televisión y me dedicara solo a cantar con él. Pero yo tenía ganas de salir al mundo. Así que nos dimos una tregua. El juró que iba a esperarme y hasta me compró un vestido de novia.’ No hubo final feliz. Alfredo se enfermó de una hepatitis fulminante y murió al poco tiempo. ‘Todos sus amigos dijeron que se había dejado morir de amor. Me hicieron sentir que yo había sido la culpable. Me dolió y lloré muchísimo. En ese momento toqué fondo y me reencontré con Dios. El me agarró de la mano y me llevó a la luz. Desde entonces sólo he tenido éxitos.’ Dice que a partir de allí ha conocido chicos, pero ninguno fue importante. Thalía también guarda una historia de telenovela.